Muchos de nosotros pasamos nuestra niñez y juventud escalando árboles y construyendo refugios secretos entre las ramas.
Rápidamente, las plataformas construidas en los árboles se transformaban en tierras lejanas, fortalezas y escondites.
Los hermanos Andy y Simon Payne no eran diferentes. Crecieron en Kenia y ambos pasaron mucho tiempo construyendo tirolesas, columpios en la selva y casas en las copas de los árboles.
Tal vez por eso, los Payne no se rindieron ante su sueño de infancia y ahora diseñan y construyen impresionantes casas en los árboles, todas ecológicas y amigables con el medio ambiente. Son casas que, además, hacen que la gente se vuelva a sentir joven.
“Una de las razones por las cuales la gente decide construir una casa en un árbol es para recordar con cariño lo mucho que se divertían cuando eran niños”, le dijo Simon Payne a CNN.
Ahora, los dos hermanos dirigen la mayor compañía de casas en los árboles, Blue Forest (Selva Azul), llamada así por el tono azulado de los lejanos bosques de pino de una región montañosa de Japón, y que nació por el deseo de acercar a la gente con la naturaleza.
Reflejo del entorno
Blue Forest ha construido cientos de casas en árboles que reflejan el entorno que las rodea a través del uso de materiales de construcción sostenibles, como la madera. “Creo que la gente ama las casas en los árboles por el calor de la madera y porque al caminar adentro de la casa sientes el encantador olor de la madera”.
La compañía trabaja con el sistema de certificación forestal del mundo (PEFC, por sus siglas en inglés) más grande del mundo, para asegurarse de que su madera viene de tierras sostenibles.
“Puedes averiguar el lugar exacto del que proviene el árbol, cuándo fue cortado y cuántos árboles se sembraron para reemplazarlo”, dice Payne.
Blue Forest también motiva a los clientes para que construyan con altos niveles de aislamiento y energías renovables. Sin embargo, no es fácil que las casas en los árboles estén completamente fuera de la red y, según Payne, los elementos que las hacen más sostenibles suelen ser los más simples.
“Aunque todos dicen que quieren saber de soluciones de energía renovables, hoy en día la verdadera diferencia la hacen los cambios simples, como un sistema de iluminación de bombillos ahorradores de energía y no tanto pensar en aislar muy bien la construcción usando fuentes naturales de sol y viento para calentar y refrescar la casa”.
Fuera de la red
Del otro lado del espectro, selva adentro en Costa Rica está la Finca Bellavista, una comunidad suspendida en los árboles.
Se trata de 600 hectáreas de tierra que albergan cerca de 40 casas en árboles, donde todo funciona gracias a la energía solar y no existe el “desperdicio”.
Matt Hogan y Erica Elise Andrews se toparon por primera vez con este pequeño pedazo de paraíso de una región costera que da sobre el Pacífico hace 10 años y, desde entonces, se sintieron obligados a cuidar ese bosque tropical y quisieron construir una casa para ellos en los árboles.
“Tratamos de diseñar las casas en medio del entorno natural, no permitimos que la gente corte los árboles para construir sus casas”, le dijo Hogan a CNN. De hecho, los miembros de la comunidad son motivados a utilizar otras maderas duras que crecen localmente, como la teca.
Las casas son construidas alrededor de los árboles con la ayuda de pilotes o usan sistemas híbridos que hacen que la parte más ancha de la casa se apoye sobre una base hecha por postes y por los mismos árboles.
Además, todas las casas son construidas en árboles longevos y de raíces anchas que han sido previamente autorizados como los mejores para eso por un botánico local.
La Finca Bellavista es una comunidad peatonal, lo que significa que a las casas en los árboles se puede llegar por medio de tirolesas, puentes colgantes y 11 kilómetros rutas de senderismo.
Toda el agua viene de fuentes cavadas a mano que están en la propiedad. Cada casa también tiene un sistema biodigestor para descomponer las aguas negras con excrementos humanos. También tienen un sistema de riego especial para las duchas y los lavamanos. “Todo está muy bien conectado y producimos muy pocos desechos”, explica Hogan. “Reciclamos y utilizamos todo lo mejor que podemos”.
La buena vida
La mayoría de los dueños de las casas en los árboles se retiran a Finca Bellavista por unas semanas o meses cada año. El resto del tiempo las alquilan a otras personas.
“Es algo muy atractivo para muchas personas, tanto para vacaciones como para un cambio de vida. La mayoría de los que terminan comprando estas propiedades lo hacen por la conexión que tienen con la naturaleza”, dice Hogan.
En una casa en un árbol “estás completamente inmerso en la naturaleza, te tienes que ir a la cama oyendo los insectos y las ranas y te despiertas con el cantar de los pájaros”, explica. “Es como si vivieras en uno de esos discos con sonidos de la selva que ponen en los spa”.
Blue Forest también cree que sus clientes buscan reconectarse con la naturaleza. Y es ese amor por la naturaleza lo que hace que la sostenibilidad sea una prioridad, si no es el lujo, en el negocio de las casas en los árboles.
¿No tan sostenible?
Pero no siempre es fácil conocer a un cliente que busque los materiales más sostenibles para hacer su casa en un árbol.
“Lo más difícil es cuando el cliente quiere acabados en piedra”, dice Payne. “Tenemos a los mejores proveedores y fabricantes, no usamos materiales baratos que terminan viniendo de China y de lugares que probablemente no sean tan sostenibles”.
De la misma manera, Hogan explica cómo los dueños están comenzando a construir con acero, dado que dura más que la madera. “Hay algunas personas que no necesariamente confían en la viabilidad a largo plazo de ciertos tipos de madera, en un entorno cada vez más desafiante”, dice.
Fuente: CNN