Por: Emilio Guerra Díaz
Ha iniciado la edición XX del Campeonato del Mundo. Algunas personas que conozco y admiran futbolísticamente hablando a Brasil expresan que nunca como ahora la interacción de diversos temas otrora aislados, hoy se conjuntan y crean un entorno social que alerta tanto a organizadores, empresas, funcionarios públicos y delegaciones ante las protestas y las manifestaciones contra lo que se considera un excesivo gasto gubernamental para llevar a cabo esta justa deportiva-económica.
Dilma Rouseff desea ganar el campeonato para sí, es decir, para reeligiese en las próximas elecciones de la República. Lula Da Silva le da un empujón a esos fines partidistas criticando a México por tener un enfoque económico distinto a su preferencia ideológica. Hay escepticismo sobre el éxito de la competencia y los medios de comunicación comparten las críticas de habitantes de distintas provincias brasileñas dejando un sabor amargo, de desánimo, pesimismo y desinterés.
También se respira una amplia sensación de desorganización, las amenazas de huelgas y paros de transportistas y el parcial en aeropuertos ponen en jaque al Comité Organizador y a los equipos participantes. Pero además se ve profundamente dañada la hospitalidad brasileña y la idea de que para ellos representaría una gran fiesta por ser los amantes de fútbol y ser pentacampeones del mundo. Ya se vio como la selección nacional de nuestro país tuvo que trasladarse a Natal bajo un plan B que le significó 8 largas horas.
No obstante dentro de ese áspero entorno social se ubica un esfuerzo ciudadano colaboracionista que está compuesto por miles de voluntarios que estarán participando en distintas actividades apoyando a las delegaciones de los distintos países, turistas y público en general. Son voluntarios tanto de Brasil como de varios países.
Sí la Copa de Brasil ha resultado conflictiva y la FIFA muestra un desgaste tremendo por escándalos de partidos arreglados; la concentración de dinero del negocio en pocas manos que significa un campeonato de esta dimensión sólo equiparable a los Juegos Olímpico, sobre todo en la federación; la pretendida reelección de Josepf Blatter; la asignación del próximo mundial a Qatar bajo dudosa vía, etc.
No obstante los intereses económicos que demandan una dinámica de trabajo remunerado, los voluntarios fueron convocados con gran anticipación y aunque su trabajo es discreto posee gran relevancia para el buen fin de las actividades. Los voluntarios tienen en su mente atender y apoyar a las personas. Gustan de la convivencia y de conocer otras culturas y hacer amigos. Hay una gran distancia entre ellos y los intereses económicos.
El número de voluntarios que registró el Comité Organizador responsable del Voluntariado en la Copa del Mundo reporta que más de 152 mil 100 personas solicitaron un lugar para colaborar en cualquiera de las 12 sedes. De dicha cantidad 3 mil 398 voluntarios provienen de alguno de los 137 países. Predominan los voluntarios colombianos, luego los norteamericanos, españoles, mexicanos, argentinos, polacos, peruanos, alemanes, chinos y rusos encabezan las naciones que más voluntarios aportaron aparte de Brasil.
El sitio 20 Minutos (México) publicó un despacho de Notimex donde señala que Francisco Mendoza León, de 23 años de edad, estudiante de Ingeniería Civil de la UNAM, es uno de los 742 voluntarios mexicanos que participarán en el Mundial de Brasil.
Señala 20 Minutos que los voluntarios sólo recibirán apoyo para alimentos y transporte, por lo que cada voluntario llega a la sede pagando su transporte aéreo y se encarga de su hospedaje. Por cierto McDonalds es una de las principales firmas que apoyará la alimentación de los voluntarios.
El Comité Local de Voluntariado, luego de recibir solicitudes y seleccionar a los que serían invitados formalmente (el proceso inició en 2012), recibieron una capacitación en línea que marcaba a demás ciertos exámenes que se debían aprobar para seguir adelante.
Los voluntarios extranjeros recibieron su notificación de aceptación en abril y muchos empezaron a viajar a las sedes desde mayo.
Hace algunos días Bebeto y Ronaldo, conocidos jugadores y campeones del mundo, participaron en la realización de un video de agradecimiento para todos los voluntarios que están colaborando en las actividades asiganadas.
Lo que menos se espera es que el Comité Organizador agradezca públicamente y en las ceremonias de inauguración y clausura su participación pues son un factor de aceptación para la realización del Mundial y son un medio para disminuir la presión de malestar en los propios brasileños que están reacios al evento.
Hoy, cuando se cuestiona como nunca la viabilidad o conveniencia de una nación de solicitar organizar una Copa del Mundo, Brasil está probando que la estabilidad económica doméstica es fundamental y que los intereses políticos de un gobierno por ganarse simpatías puede revertirse fácilmente y ser contraproducente.
Por otra parte, los imperios económicos que se erigen en torno al fútbol, como el de la FIFA a nivel mundial, y en México, un grupo vinculado a la televisión en particular que siguen deseosos de hacer dinero a como dé lugar. Ya fue ordenado alinear a Guillermo Ochoa, a quién poco a poco se le conoce como “La Coladera 8A” (su equipo en Francia se fue a segunda división ¿será por goles recibidos?), en lugar del arquero Jesús Corona, más seguro y más confiable.
Ojalá que los dueños del balón no sean determinantes para desalentar la actividad voluntaria en este y futuros eventos internacionales, pues son los voluntarios quienes hermanan a las naciones por el interés genuino en las personas por arriba de los beneficios económicos de unos cuantos.
Emilio Guerra Díaz
Emilio Guerra cuenta con amplia experiencia en la Gestión de la RSC, destacando su trabajo en el área de vinculación con la comunidad que potenciar la inversión social empresarial. Ha gerenciado fundaciones empresariales.
