Por: Josep Maria Canyelles
Me han pedido una reflexión sobre si actualmente la RSE es hipocresía. Y sin contemplaciones afirmaré que en algunos casos efectivamente sí lo es.
La hipocresía es la simulación de cualidades y sentimientos. Antiguamente se refería sobre todo a los de carácter religioso y actualmente en un sentido más amplio, pero siempre relacionados con valores y actitudes de las personas en los que el comportamiento real está muy por debajo de las manifestaciones verbales.
Si es evidente que tanto en la vida más secular como en el mundo de la religión estamos rodeados de hipócritas o fariseos, ¿cómo no debería haber también en el mundo de la ética y la RSE?
Y si entendemos el origen de la palabra de origen griego hipocresía aún lo veremos más claro: quería decir representación teatral -es decir ficción- derivado de la palabra que quería decir responder, explicar, representar un personaje, participar…
¿Os suena, verdad? La RSE es, en parte, dar respuesta, tomar parte, dialogar… comportamientos muy interesantes si no se cae en el error de limitarse a ello. Si no hay una gestión real y comprometida estaremos meramente representando un personaje, haciendo teatro. ¡Una hipocresía en toda regla, cargada de todo el sentido etimológico de la palabra!
Por suerte, lo que diferencia la RSE de otras metodologías o enfoques es precisamente que debe haber un sistema de gestión de los compromisos, un diálogo con grupos de interés y una rendición de cuentas. Si se hace realmente RSE no puede haber hipocresía. Pero puede haber mucha hipocresía que se disfrace de RSE. Y no sólo en las empresas …
Cuando el sector público está más atrasado que el sector privado en la gestión de la RS, a pesar de los discursos, debemos entender que hay mucha hipocresía. Si además se pide a las empresas que hagan aquello que la propia AP no hace, entonces ya se cae en el cinismo. Y si encima tienes que cambiar una Constitución para obligarte a hacer lo que la sociedad espera de ti, y que tú mismo quieres pero sabes que no podrás cumplir, entonces se trata de pusilanimidad, es decir, debilidad de espíritu, que me parece que es más grave, para la clase política, que el cinismo y la hipocresía.
Josep Maria Canyelles
Experto en Responsabilidad Social de las Empresas y Organizaciones. Promotor del think tank Responsabilitat Global. Promotor de collaboratio, iniciativa para los Territorios Socialmente Responsables. Coordinador de la Comisión de RS de la Asoc. Catalana de Contabilidad y Dirección. Asesor técnico de la Cámara de Comercio de Barcelona en materia de RSE. Colaborador de la Asoc. para las Naciones Unidas en materia de RS. Asesor de gobiernos en RS. Ha realizado una comparecencia parlamentaria en la Subcomisión de RSC del Congreso de los Diputados en calidad de experto. Colaborador docente de diferentes universidades y programas formativos de alta dirección.
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